Numerosas investigaciones han demostrado que escuchar música durante la infancia o recibir clases de música tiene un importante efecto positivo para el desarrollo cognitivo y social de los más pequeños. Por este motivo, los niños que estudian música tienen un vocabulario más amplio y una mejor capacidad de lectura.
El impacto de escuchar una buena canción es mayor al que se piensa, ya que, además de los beneficios anímicos que ocasiona, también contribuye en el aspecto físico y social. Algunos de los beneficios más interesantes son:
Ayuda a acelerar la cicatrización de las personas que tuvieron una intervención quirúrgica.
El cerebro se sensibiliza con la música estructurada como la clásica. Esto, independientemente de que al individuo le guste o no esté género.
La música es como un gimnasio para el cerebro, ya que aumenta la comunicación neuronal, la elasticidad y la plasticidad del órgano.
Escuchar ritmos que no son del agrado de las personas por un largo tiempo, activa las hormonas que generan el estrés.
Para dormir o relajar, es una buena herramienta escuchar sonidos clásicos, lounge, de cello o de la naturaleza. El cerebro puede detalladamente escuchar ondas musicales y hacer cualquier otra actividad, sin complicaciones.
Escuchar melodías suaves y a buen volumen disminuye la presión arterial y las respuestas de miedo. La canción “Eye Of The Tiger”, del grupo Survivor, es una de las más estimulantes. Escuchar música con los ojos cerrados aumenta notoriamente su efecto sensorial.
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