viernes, 23 de junio de 2023

El ajo, antibiótico natural y potente antioxidante

Son muchos los beneficios que se atribuyen al ajo. Se trata de un alimento milenario, que ha sido gran amigo de civilizaciones como la egipcia, la griega y la romana, ya que lo consideraban una medicina excelente. En la Edad Media, por ejemplo, era clave en la prevención contra las pestes y epidemias, y como energizante natural. Y ahora, en la actualidad, son múltiples los estudios científicos que respaldan sus propiedades.

La Agencia Europea del Medicamento (EMA) aprueba su uso tradicional como coadyuvante en la prevención de la aterosclerosis y alivio de los síntomas del resfriado común. Aunque se le atribuyen otros usos tradicionales como antiséptico, antimicrobiano, analgésico, antihipertensivo, antiparasitario, antioxidante y antifúngico.

Efecto sobre el sistema inmune: existen numerosos trabajos científicos que ponen de manifiesto el efecto positivo de los compuestos organosulfurados de vegetales sobre el sistema inmune y los procesos inflamatorios.
Protector cardiovascular: El ajo maduro contiene lipasas que ayudan a reducir los lípidos y el colesterol. Para el tratamiento de hiperlipemias e hipertensión en adultos recomiendan un diente de ajo.
Ayuda contra los resfriados y otras infecciones: El ajo ha sido utilizado por las civilizaciones más antiguas como ayuda natural para combatir los resfriados y gran variedad e infecciones (bacterianas, víricas y fúngicas).
Favorece nuestras digestiones: el ajo estimula la secreción de jugos estomacales y posee propiedades antisépticas, lo que ayuda a mantener a raya el crecimiento de gérmenes
Protege el hígado: El hígado acumula sustancias tóxicas resultantes de la toma de fármacos, aditivos alimentarios, toxinas procedentes de bacterias intestinales y del medio ambiente, que necesitan ser eliminadas, y el ajo resulta de gran utilidad, ya que nos ayuda en las funciones de detoxificación hepática gracias a su contenido en compuestos azufrados.
Indicaciones y contraindicaciones: En algunas ocasiones un consumo muy elevado de ajo fresco puede producir diarrea y molestias gástricas (ardores, náuseas y vómitos). Debido a su efecto antiagregante plaquetario, se aconseja utilizar con precaución en caso de hemorragias activas, pre y posoperatorios, trombocitopenia y pacientes con úlcera gástrica o gastritis.

INDICACIONES MÁS COMUNES:
Cuidar arterias y sistema circulatorio: prevención de la aterosclerosis.
Hiperlipidemias que no responden suficientemente al tratamiento dietético.
Ayuda en el tratamiento de la hipertensión arterial.
Ayuda en el tratamiento de las hipercolesterolemias.
Ayuda en el tratamiento de la Candidiasis.
Catarros y otras infecciones del tracto respiratorio superior.

CÓMO CONSUMIR EL AJO: La mejor manera de consumir el ajo es crudo, pero no entero. Lo mejor es pelar el diete de ajo, picarlo por la mitad y tomarlo con agua como si fuera una pastilla, sin masticar. De este modo, te ahorrarás el sabor y el aliento que suele quedar cuando lo masticas. Comer ajo en ayunas sin masticar es un método muy popular entre las personas que consideran que el ajo aporta más beneficios si se consume al inicio del día y con el estómago vacío. Ahora, en cuanto a la dosis de ajo que puede consumirse al día, lo recomendable es un diente diario. Para evitar el mal aliento, puedes beber un vaso de leche o comer un yogur, pues los lácteos contrarrestan los aromas del ajo. No olvides que después de comer tu ajo crudo deberás lavar muy bien tus dientes usando el hilo dental, el cepillo y enjuague bucal.
Se puede consumir tambíen en ensaladas, aderezos, salsas, aliños. El ajo va muy bien para aderezar ensaladas, preparar tostadas, elaborar salsas y para aliñar carnes y demás alimentos en general.

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