La llegada de los meses de otoño marcará el regreso del horario de invierno a nuestro país, lo que traerá amaneceres y anocheceres mucho más tempranos debido al cambio de hora. Esta práctica se repite año tras año desde hace décadas, cuando el Parlamento Europeo estableció esta medida para ajustar el horario laboral a las horas de luz disponibles diariamente, con el fin de economizar en la factura de electricidad y gas.
De acuerdo con lo afirmado por expertos, el cambio de hora puede tener un impacto negativo en nuestra salud. La alteración en nuestro reloj biológico afecta nuestro estado de ánimo, lo que puede tornarnos más propensos a la irritabilidad en nuestras relaciones personales y requiere un período de adaptación por parte de nuestro cuerpo.
Entre las posibles repercusiones adversas que los ciudadanos pueden experimentar debido al cambio de hora se incluyen alteraciones en el sueño, efectos cardiovasculares negativos y un impacto perjudicial en niños, ancianos y personas con una salud más frágil. Además, algunas personas pueden manifestar síntomas como fatiga, tristeza, apatía, pérdida de interés en actividades, dificultad para conciliar el sueño o dormir en exceso, así como dificultades para mantener la concentración.
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