La salud está condicionada por factores intrínsecos (fallos orgánicos, predisposición genética, envejecimiento) y extrínsecos (el entorno físico y social). Ambos bloques interaccionan de forma conjunta, creando relaciones anómalas y bidireccionales que pueden conducir a una enfermedad. En muchos casos, las patologías son multifactoriales y se explican tanto por la predisposición propia como por el ambiente, sobre todo si hablamos de psicología.
Según un estudio llevado a cabo en la revista PLOS MEDICINE, con más de 300 000 participantes, hay hasta un 50% más de probabilidad de supervivencia para los participantes con relaciones sociales más sólidas. Vamos más allá, pues el aislamiento se ha vinculado a una reducción de vida de hasta 15 años, algo comparable con la obesidad o ser fumador.
La soledad tiene muchos efectos sobre el organismo, entre los que destacamos los siguientes:
- Altera la función de las células que forman parte del cuerpo.
- Aumenta la resistencia vascular, es decir, la dificultad que oponen los vasos sanguíneos ante el paso de la sangre.
- Incrementa la actividad simpático-adrenérgica, lo que produce también cambios en procesos inflamatorios, el sistema inmunitario y el aparato neuromuscular.
Más allá de la proclividad a desarrollar trastornos mentales (como la depresión o la ansiedad crónica), la soledad puede tener un papel en el proceso de aparición de malestar fisiológico.
La demencia es un término genérico que se emplea para referirse a una alteración de la capacidad para recordar, pensar y tomar decisiones. La enfermedad de Alzheimer representa el 60-70 % de los casos totales y más de 50 millones de personas viven con este grupo patológico en el mundo. Sorprendentemente, tal y como indican los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la soledad aumenta el riesgo de padecer demencia hasta en un 50 %. Además, este sentimiento también se ha asociado a menor tamaño cerebral y una peor realización de funciones (planear, recordar y seguir instrucciones, entre otras).
El accidente cerebrovascular, mejor conocido como derrame en la población general, sucede cuando el flujo de sangre a una parte del cerebro se detiene. Esto puede ocurrir por el bloqueo de un vaso sanguíneo que va al órgano (ACV isquémico) o por la ruptura de un vaso sanguíneo dentro del propio cerebro (ACV hemorrágico). La soledad aumenta el riesgo de padecer esta enfermedad hasta en un 32%.
En este grupo se encuentran diversas patologías y manifestaciones clínicas, como la enfermedad de las arterias coronarias (EAC), los latidos cardiacos irregulares (arritmias), los problemas en la musculatura cardiaca y los desajustes en sus válvulas. El sentimiento de soledad y el aislamiento aumenta el riesgo de padecer este grupo patológico en un 29%.
La soledad también se ha asociado a nivel científico a un mayor riesgo de padecer diversas enfermedades tanto físicas como mentales. Más allá de las patologías citadas, también hay que tener en cuenta que este estado emocional guarda cierto vínculo con la obesidad, la supresión del sistema inmunitario, ansiedad, depresión, declive cognitivo y, en general, muerte por diversas causas.
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Como ves, son muchos los problemas de salud que pueden derivar de la soledad y el aislamiento. Con toda esta información en la mano, la conclusión es clara: ante cualquier sentimiento negativo prolongado en el tiempo, lo más adecuado es recurrir a un profesional, ya sea médico o psiquiátrico. A menudo, sentirse solo es un producto de una situación desfavorable que se puede revertir con la atención necesaria. Si estás mal, no dudes en pedir ayuda.
Fuente: Vivolabs
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